domingo, 22 de octubre de 2017

TRES POETAS LATINOAMERICANOS DEL DECIR: CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE. José Carlos De Nóbrega


TRES POETAS LATINOAMERICANOS DEL DECIR

José Carlos De Nóbrega

La poesía crea las palabras. / Lo sé. / Esto es verdad y sigue siéndolo / diciéndola al revés. Blas de Otero, “Cartilla (Poética)”.

el no decir / del decir / dice  // el poema del decir / todo dice // no hay manera / de acallarlo. Luis Alberto Angulo, “Otro decir”.

1.- Decir Drummond. Carlos Drummond de Andrade (1902-1987) fue uno de los grandes egregios de la poesía contemporánea de Brasil, producto del influjo y la evolución del modernismo en sus múltiples derivaciones. Entre sus 28 libros de poesía tenemos “Alguma poesía” (1930), “Brejo das almas” (1934), “Sentimento do mundo” (1940) y “Reuniâo (1967) que contiene diez poemarios como “Josë”, “A rosa do povo”, “Novos Poemas” y “Facendeiro do ar”. Su discurso poético franco, primordial y afilado reivindica la ciudadanía de a pie en contraposición del enmarañado manejo envenenado de los Poderes fácticos. En “Manos generosas” o “Manos juntas”, tropezamos y nos levantamos esperanzados en una Poesía que diga cosas por el camino real y las calles troncales que atraviesan el pueblo, sin rocambolescos giros del estilo que sirvan y justifiquen el estatus quo: “No seré el poeta de un mundo caduco. / Tampoco cantaré el mundo futuro. / Estoy atado a la vida y contemplo a mis compañeros”. En “José”, uno de sus poemas emblemáticos, la voz lírica se interroga entre el dramatismo del entorno y la burla de sí misma, ello en la tensión que trae consigo la desilusión ideológica y estética: “Solito en lo oscuro / sin teogonía, / cual bachaco, / sin pared alguna / para recostarse, / sin caballo negro / que huya al galope / ¡usted marcha, José! / José, ¿a dónde?”. Otra tendencia del Decir poético [brasilero y latinoamericano] consiste en la reflexión substancial sobre la Poesía misma, sin poses ni pretensiones teorizantes, esto es el Ars Poética. Por ejemplo, “Política Literaria” le da un chicotazo al egotismo y la conformidad políticamente correcta de sus propios colegas, a la manera de un satírico de su siglo: “El poeta municipal / discute con el poeta provincial / cuál de ellos es capaz de vencer al poeta federal”. El provincianismo literario que se hace pasar por nacional y universal, decae en una ridícula mueca que ignora los puentes dorados que vinculan lo culto [anti-culterano] y lo popular [anti-demagogia]. “La Mano sucia”, en cambio, es un poema-objeto iracundo que no sólo contempla el mundo con disconformidad, sino también propone una solución alternativa acicateada a la vez por la hiel y la esperanza del cambio interior y exógeno: “Con tiempo, esperanza / y sus maquinismos, / vendrá otra mano / pura –transparente- / a unirse a mi brazo”. “Nuestro Tiempo” nos resulta uno de los textos poéticos más apegados a su contexto histórico, eso sí, en la triple condición de vasallo, cronista y crítico mordaz: “El poeta / declina toda responsabilidad / en la marcha del mundo capitalista / y con sus palabras, intuiciones, símbolos y otras armas / promete ayudar / a destruirlo / como a una cantera, una selva, / un gusano”. ¿Qué balbucir ante la proposición transgenérica, musical y lúdica de “Aforismos de Caballo”, otra de sus instalaciones poéticas?: “Caballo de pobre es morocota de cobre / Caballo bahiano yo doy a Fulano / Caballo paulista no baja la crisma”, lo cual nos conduce a las coplas, canciones y juegos de palabras populares fundidas en el texto poético [y auténtico] de vanguardia. El humor humanista se cuela en “Cuadrilla”, hecho letanía, hablilla y chisme desparramados en las esquinas para destacar el esplendor y la miseria de ciudadanos invisibles en el discurso mediático y estético. En “A rosa do povo”, encontramos una aproximación poética y –por qué no- ensayística a Chaplin como pretexto picante para cantar al “hombre del pueblo” y su contradictoria condición ciudadana [entre la explotación que lo debilita y su posible protagonismo histórico]. He aquí cómo se transfigura el Charlot de “La Quimera de Oro”: “Entre la mano y el hambre, / los muros de la ley, las leguas. Entonces te transformas / tú mismo en el gran pollo asado que fluctúa sobre todas las hambres, en el aire”. La poesía amorosa elude el empalagamiento dulzón y kitsch, para convocar en la alcoba una cosmología de la carne y el espíritu, no en balde la dureza de la Palabra: “Amantes son niñitos corrompidos / por el mimo de amar: y no perciben / cuánto se pulverizan al fundirse, / y cómo lo que era mundo vuelve a la nada”. ¿Este coito no emparenta con el “Cántico Cósmico” de Ernesto Cardenal? En ambos casos, se verifica [por fortuna] que la Poesía del Decir es de difícil escritura gracias a la transparencia y libre accesibilidad de su expresión. ¡Qué paradójico!, ¿no?           

LA ANTI-POESÍA DE NICANOR PARRA. José Carlos De Nóbrega


2.- La anti-poesía de Nicanor Parra. Nicanor Parra (1913) es una de las voces más significativas de la poesía chilena contemporánea junto a Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Gonzalo Rojas, Pablo de Rokha y Jorge Teillier. Entre sus poemarios, el lector cuenta con la frescura reivindicativa de “Poemas y antipoemas” (1954), “La cueca larga” (1958), “Versos de salón” (1962) y “Canciones rusas” (1967). La propuesta anti-poética de Parra bordea la oralidad mágica del habla popular, el humor negro y los juegos enternecedores con el lenguaje como si se tratase de la voz salvaje de niños, adolescentes o locos de pueblo. El Decir riguroso, divertido y tocable se desenvuelve sin miramientos tanto en el verso uniforme y rimado como en el libre. “Sinfonía de Cuna” consiste en un canto travieso que vincula la divinidad y la apostasía propias en la melosa rima consonante y elemental, tenor musical de esta parodia de Jacob bailando con el ángel: “Se enojó conmigo, / Me tiró un revés / Con su espada de oro, / Yo me le agaché. // Ángel más absurdo / No volveré a ver”. “Defensa de un árbol”, más que poema ecológico, supone un elogio lírico sencillo y sentido a la naturaleza, ello en el influjo de las silvas americanas de Andrés Bello y las odas de Neruda: “Él da la fruta deleitosa / Más que la leche, más que el nardo; / Luna de oro en el inverno, / Sombra de plata en el verano”. La Poesía del Decir, en este y otros casos, posee variadísimos registros musicales, temáticos y climáticos que se contraponen a los monólogos unidimensionales de ciertas iglesias y cogollos literarios. “Hay un día feliz” y “Es olvido” nos remiten a las crónicas comarcales y la literatura epistolar para configurar una “saudade” sinuosa, campestre y compacta como la carne de la manzana que implica la vuelta al origen, lo cual nos reconcilia con Rosalía de Castro, Miguel Hernández y Jorge Teillier. En cambio, “Desorden en el cielo”, apela al humor ambiguo y pueblerino para contravenir el mercado aséptico de ultratumba con que el episcopado importuna la vida gozosa de la humanidad: “Aquí no se necesita / Del brillo de tu esqueleto / Para amenizar el baile / De Dios y sus adeptos”.  ¿No les suenan estos versos a la Teología de la Liberación en América Latina con sus Gustavo Gutiérrez, Hélder Cámara, Monseñor Romero y Leonardo Boff? “Autorretrato” es un texto confesional que raya en lo hiperreal y lo satírico, de manera que embestirse a sí mismo implique desmontar el entorno inhóspito que nos engulle sin descanso. El erotismo descarnado se hace sentir en las canciones obscenas de marineros ebrios y disolutos, que amenizan tangos o cuecas misóginas y desencaminadas: “Mujer parecida al mar, / -Violada entre ola y ola- / Eres más ardiente aún / Que un cielo de nubes rojas”. El Epitafio se reconvierte en gag marxista [me refiero a Groucho] con el que se pretende cerrar un ejercicio autobiográfico desconsolador: “Fui lo que fui: una mezcla / De vinagre y de aceite de comer. / ¡Un embutido de ángel y bestia!”. “Advertencia al lector”, teniendo como anti-referencia literaria delirante a Aristófanes, es un llamado egotista, placentero y desencaminado a solazarse en los Poemas y antipoemas de Parra, no para cimentar el prestigio literario sino, por el contrario, para desconfiar de las grandes voces autorizadas de la creación y la crítica poéticas que boicotean el orgasmo lector [“O, mejor dicho, yo exalto mi punto de vista, / Me vanaglorio de mis limitaciones. / Pongo por las nubes mis creaciones”]. La anécdota familiar anotada en “El Túnel”, va preñada de lamentos sarcásticos, implosiones malcriadas y un extraño dejo paradójico de nostalgia desengañada que la juventud escurre en el albañal: “Él vive en una campana de vidrio que se llama Arte / que se llama Lujuria, que se llama Ciencia / tratando de establecer contacto con un mundo de relaciones / que sólo existen para él y para un pequeño grupo de amigos”. Las andanzas de esas tres tías insufribles y patéticas, restablecieron al joven de golpe y porrazo a una realidad inquietante y tragicómica por explorar: La Poesía camina en el mar de puntillas en un ademán milagroso y contingente.             

ORÁCULO EXTERIORISTA DEL DECIR. José Carlos De Nóbrega


3.- Oráculo Exteriorista del Decir. José Carlos De Nóbrega. Ernesto Cardenal (1925) forma parte de la gran constelación lírica postmodernista de Nicaragua integrada por voces como Salomón de la Selva, Pablo Antonio Cuadra y José Coronel Urtecho. Entre sus libros de poesía tenemos “Hora 0” (1960), “Epigramas” (1961), “Salmos” y “Oración por Marilyn Monroe y otros poemas” (1965), “Oráculo sobre Managua” (1973) y “Cántico Cósmico” (1989). En 2005, Monte Ávila Editores Latinoamericana publicó una “Antología poética” suya bajo la curaduría de Luis Alberto Angulo. Cardenal visitó Valencia en 1974 [donde leyó en la Universidad de Carabobo, Bárbula, algunos de sus Epigramas, el Salmo 5 y Oráculo sobre Managua] y también a mediados de los ochenta, ello en el impacto inolvidable de visitantes notables como Nelson Mandela y los poetas Lêdo Ivo y José Emilio Pacheco. La escritura exteriorista del poeta y sacerdote nicaragüense, se pasea con brutal impunidad de lo prosaico a lo lírico: El verso libre se aproxima a la prosa inmediata de la crónica periodística y la incendiaria amonestación profética, readaptando estética y políticamente libros bíblicos como los Salmos [“Escucha mi protesta / Porque no eres tú un Dios amigo de los dictadores / ni partidario de su política”], el Cantar de los Cantares [“Y sólo Tú eres el Esposo que se tarda / y sólo yo soy la esposa sola sin esposo”] y el Apocalipsis [“Y HE AQUÍ / que vi un ángel / (todas sus células eran ojos electrónicos) / y oí una voz supersónica / que me dijo: Abre tu máquina de escribir y escribe”]. Observamos también el influjo de la poesía objetivista norteamericana y la lírica latina, por lo que la Poesía del Decir supone un territorio fértil de diversas fuentes y tradiciones que la enriquecen históricamente. “Epigramas” no remite simplemente a una adaptación confortable de Catulo o Propercio a la fecha, sino la realización de un diálogo abierto entre voces poéticas que se celebran no en balde la distancia cronológica, cultural y estética: Se nos aparece Claudia revisitada en el deseo erótico y la militancia del Decir [“Te doy, Claudia, estos versos, porque tú eres su dueña. / Los he escrito sencillos para que tú los entiendas”]; la imitación vinculante y solidaria con Propercio [“Y ella me prefiere, aunque soy pobre, a todos los millones de Somoza”; e incluso las bravatas irónicas del mismo Catulo y Juvenal que despellejan los anti-valores imperiales de Roma y Washington [“Tú has trabajado veinte años / para reunir veinte millones de pesos. / Pero nosotros daríamos veinte millones de pesos / para no trabajar como tú has trabajado”]. El Reino de los Cielos y el Infierno que se viven en la Tierra, están más cerca del lector [sea obrero o catedrático] pues se desenvuelven en la oralidad del habla cotidiana: “Yo quisiera morir como vos, hermano Laureano, / y mandar a decir desde lo que llamamos cielo / ‘Rejodidos hermanos míos de Solentiname, me valió verga la muerte’ ”]. El discurso poético se vale, muy a favor de su índole conversacional e inmediata, de la técnica del collage y el ensamblaje textual, ello para componer una Teología de la Liberación y al punto una Estética mestiza. Bien sea la guerra de guerrillas sandinista en “Hora 0”, que mixtura el reportaje, la crónica y la Historia [“Un ejército alegre, con guitarras y con abrazos”]; el Diario de la Congregación en “Gethsemaní, Ky” que colinda con los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola [“A las 7 pm se acuestan los trapenses. / Todavía hay luz como si fuera mediodía / y una luna llena como si fuera medianoche”]; o la Elegía como elogio biográfico intenso en “Coplas a la muerte de Merton” [“Sólo amamos o somos al morir. / El gran acto final de dar todo el ser. / O.K.”]. No es culto por la forma ni experimentación en el vacío: La Cosa denota y connota una honda preocupación por el Siglo, el destino incierto de la humanidad sufriente, el cambio revolucionario de adentro y afuera, además de la banalización del discurso político como aspectos neurálgicos a tratar en este Decir místico y lírico a ráfagas. Por supuesto, el Amor Erótico, Místico y por el Otro constituye una fuerza multilateral sediciosa e imprescindible. En “El telescopio en la noche oscura” (1993), Ernesto Cardenal exhibe así nomás el río caudaloso de su propia poesía, alimentada por las Jarchas y moaxajas mozárabes, el Cantar de los Cantares de Salomón [traducido y comentado por Fray Luis de León], los arrebatos líricos de San Juan de la Cruz y Santa Teresa, Rubén Darío y Sandino: “El que amó más de todos sus compañeros, / el que amó más en toda su generación, / amando ahora un tal ser trascendente, / como decir un tipo no existente. / En qué has venido a parar, Ernesto”. Valga la duda de este gran poeta en sí mismo, para acceder a las maravillas, idas y vueltas de la Poesía del Decir. Coincidimos con el poeta Angulo en que Cardenal es uno de los poetas místicos más conspicuos de la humanidad. VLC, 6/10/2017.

lunes, 27 de febrero de 2017

RENTISMO Y HEGEMONÍA CULTURAL. Julio Escalona

RENTISMO Y HEGEMONÍA CULTURAL
Julio Escalona

 
 
Hasta Cristo, pintado por el Greco, expulsó a los mercaderes del Templo a trompadas 

Nota del administrador: Consideramos este artículo de Julio Escalona un aporte crítico y asertivo para la discusión trascendental de los problemas capitales de la república. Fue publicado en el diario Últimas Noticias el martes 21 de febrero de 2017. Se solicitan los comentarios de los miembros de nuestra comunidad educativa.

En verdad, la batalla que estamos dando es por la hegemonía cultural. La guerra económica es parte de ella. Por ejemplo, la tendencia a liberar los precios en los términos especulativos en que la burguesía lo plantea nos llevaría a una derrota en cuanto a hegemonía cultural, una derrota estratégica.
 
Los importadores reciben el dólar a Bs 10 y venden los bienes al precio del dólar Cúcuta. Si en condiciones especulativas se liberan los precios habrá más gente pasando hambre. Hay una doble escasez: la de los productos que se llevan hacia Colombia y la de los precios altos que, además, se apropian del subsidio dirigido a los pobres.
 
Esto ocurre por la complicidad de funcionarios estatales, que facilitan la acción delictiva de los empresarios al permitirles especular con el dólar subsidiado. No son los controles el problema. Es la falta de controles mínimos por la complicidad de funcionarios corruptos que de hecho están decidiendo la política económica.

 El mensaje de los empresarios es: el mercado no es problema del Estado sino de nosotros los empresarios. Somos los que determinamos si hay abundancia o escasez. La libertad y la abundancia son un asunto del mercado cuando se nos deja actuar libremente. La escasez es un problema del Estado cuando viola las leyes del mercado atentando contra la libertad y la democracia.
 
Esa política es la que ha incrementado la pobreza y la indigencia, incluso en EEUU, la que conozco no solo por las cifras, sino porque soy testigo presencial.

 El rentismo también es cuando, en última instancia, son los empresarios vía la corrupción quienes manejan la renta petrolera y van determinando la política económica. El problema es si la hegemonía está en manos del pueblo explotado o si sigue en manos de los importadores y banqueros.
 
El cadivismo es el equivalente contemporáneo de la Corporación Venezolana de Fomento. Por ahí andan los responsables. Señor Presidente, usted es un hombre del pueblo, creo en usted y lo respaldo. Mis palabras son un alerta pues tiene la posibilidad de pasar a la historia como el partero de la era que está pariendo un corazón. No deje que se le muera el niño en el parto, pues “se cae el porvenir” y “el socialismo se conquista peleando…”, las viejas consignas de Jorge Rodríguez.

LITERATURA Y TERROR [ALGUNAS VARIANTES]. José Carlos De Nóbrega


LITERATURA Y TERROR [ALGUNAS VARIANTES]

José Carlos De Nóbrega

1.- Edgar Allan Poe (1809-1849). Poe es, al sol de hoy, un maestro imprescindible de la literatura. La vigencia de su propuesta ha concitado el entusiasmo de Baudelaire, Valéry, Conan Doyle, Pessoa, Borges, Cortázar y nuestro poeta Pérez Bonalde. Fundó tanto el relato policial como el de horror modernos con una conciencia sin par del oficio escritural [Al igual que San Juan de la Cruz, él mismo comentó impunemente la composición de su propia obra (“El Cuervo”), sólo que el diálogo místico es complementado por el juego matemático y racional de la prosa ensayística]. La literatura de terror, derivación patológica y estética del espíritu romántico, comprende lo sobrenatural [con su acento díscolo de ultratumba] y la inmersión psicológica que aporta otra visión de mundo fundada en el miedo. Este huérfano de solemnidad, se convertiría en un padre literario ebrio, pues serían poco concebibles en su ausencia textos como “Casa Tomada” de Cortázar, “El Aleph” de Borges, “La Gallina Degollada” de Quiroga o “El Corazón de las Tinieblas” de Conrad. Por ejemplo, “La Caída de la Casa Usher” nos provee una arquitectónica que concilia el miedo psicológico y el metafísico, amén de reconfigurar el género con un pulso muy personal. La decadencia de la casa como motivo y clima literarios, está sazonada por la universalidad de la desadaptación al medio, la soledad e incluso el tema del doble como pivote dramático [los hermanos gemelos y los camaradas enculillados]. La literatura ni siquiera es el bálsamo que contrarreste la tormenta que se abalanzará sobre la casa: Se confunde el ruido novelístico de la lucha entre Lanzarote y el Dragón con la desesperación de Lady Madeline de Usher debatiéndose viva en su tumba en tiempo real. Entonces, la literatura de horror se ha convertido en la anticipación de episodios históricos como la lucha anti-somocista o el desplome de las Torres Gemelas en Nueva York. Otra muestra magistral es “La Máscara de la Muerte Roja”, un relato que conjuga el efecto terrorista y la crítica sociológica y política implacables: El enmascarado polizonte que importuna a la nobleza feudal reunida en el castillo, encarna la Peste bubónica, epidemia que viene a cobrarse su alícuota de muerte a manera de justicia poética que todo lo iguala. “El pozo y el péndulo” constituye un alegato aterrado contra la Inquisición que simula la minuciosidad de sus manuales de tortura, no en balde el rescate de su protagonista por las tropas francesas en el último minuto [este caso antecede a la poética cinematográfica de suspenso]. “El Corazón Delator” sigue impactando a los lectores que se asoman tras sus cortinas: La perspectiva de primera persona es movida, entre otras cosas, por un afán de arrastrarnos al territorio mismo de la patología psicótica enclavada en el miedo al Otro, en esta ocasión a la repulsión a un anciano desvalido y discapacitado, al punto de hacerse oír extrasensorialmente su corazón delator. El Bestiario tiene como nota cumbre “El Gato Negro”, de donde el asesinato perfecto fracasa de nuevo al emparedar la voz protagonista a la víctima y a la bestia delatora. Como si nada, lo extraordinario sacude a la cotidianidad desde sus mismos cimientos: “Deseo mostrar al mundo, clara y concretamente, una serie de simples acontecimientos domésticos que, por sus consecuencias, me han aterrorizado, torturado y anonadado”.

2.- Horacio Quiroga (1878-1937). Nacido en el fin de año y fallecido en carnavales, Quiroga es otro referente fundamental de la narrativa universal de terror. En un inquietante ensayo, Héctor Murena boga a contracorriente de la consideración biográfica estridente y convencional: “porque no se trataba de ningún modo de experimentar el horror, de padecer para representarlo, sino de aprender una técnica que estaba clara en Poe y en los maestros europeos: era una cuestión de oído y no una cuestión de alma”. Se nos antoja, en un primer momento, la superación del maestro sin el lastre parricida: El horror, al igual que los Caprichos de Goya, caricaturiza el mundo agonístico y mustio de los hombres, pleno de despropósito, explotación del Otro e injusticia social. Pero las tragedias personales tocan a la puerta y exprimen el corazón atribulado, sólo que no pueden reducirse al equívoco de las elucubraciones psicocríticas o los anecdotarios moralistas desprovistos de humanidad. “La Gallina Degollada”, más allá de la muerte espantosa de Bertita a manos de sus hermanos oligofrénicos, representa la historia clínica de una familia disfuncional que se reduce mordiéndose a sí misma en el fragor de las situaciones extremas: la culpabilidad inducida, la indolencia parental, la incomunicación, las supersticiones pequeñoburguesas y el envilecimiento inherente a la dinámica inhumana de las relaciones familiares de Poder. La perspectiva narrativa omnisciente no remeda la voz ininteligible del Dios judeo-cristiano, sino la positivista y funcional del científico social en tanto proveedor del clima terrorista del relato. En “El Almohadón de Plumas” se repite el recurso narrativo de tercera persona para simular la voz de un entomólogo a quien no le pareciera conmover la muerte de Alicia ni la fealdad del parásito goloso e hinchado que le chupó la sesera: “Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlo en los almohadones de pluma”. Hay un dejo irónico en el tratamiento de esta muerte accidental y caprichosa como las suertes de la ruleta rusa. “La Insolación” nos parece un cuento perfecto, tanto en la construcción del Bestiario [especialmente el diálogo entre los cinco fox-terriers] como en el acoso oblicuo e inevitable de la Muerte respecto al desprevenido Míster Jones [“Pasó un segundo y el encuentro se produjo. Míster Jones giró sobre sí mismo y se desplomó”]. De la noche muy de gusto de Poe, pasamos al día abrasador y el trópico candente de la selva o específicamente de Misiones, el hábitat definitivo tanto del autor como de su obra narrativa. “A la deriva” se convierte en bitácora contundente de la muerte hasta el detalle más compulsivo, cual si fuese una reconstrucción forense: El hombre sucumbe no sólo a la mordedura de la serpiente, sino a la confrontación puntual con el imponente paisaje feraz y las condiciones precarias de vida del campesinado latinoamericano. Razón, no carente de pesimismo, tuvo Murena: la tragedia de Horacio Quiroga comprendió la bipolaridad tensa entre la alta cultura europea y la identificación con la jungla al punto de padecer los sufrimientos de los hombres, las bestias y los árboles. De allí que estilísticamente su prosa transitó desde de las piruetas y arabescos modernistas, hasta atracar en una orilla opuesta como la poética despojada del Decir materializada en esas estampas maravillosas, conmovedoras y muy intensas de Misiones.

3.- Algunas muestras nicaragüenses. Nicaragua ha sido una nación que ha contado con nuestra simpatía desde la adolescencia. La prolongada lucha contra la dinastía de los Somoza, los Marines, el Departamento de Estado norteamericano y las transnacionales, nos parece digna de seguir, asimilar y emular con personalidad propia. Su literatura, no obstante el silencio de ciertos círculos intelectuales mediatizados, nos ha obsequiado momentos de solaz y alegría equiparables a la caída de Tachito Somoza en 1979. Tiene como puntos de referencia a Rubén Darío y Augusto César Sandino: el poeta fundó la República literaria y el guerrillero la Utopía libertaria por construir. Recordemos que Tacho y Tachito Somoza fueron abatidos por poetas, el primero tiroteado a quemarropa en un baile en Nicaragua y el segundo despedazado por un obús en La Asunción, Paraguay. Hemos revisitado recientemente unos cuentos de Darío, Manolo Cuadra, Pablo Antonio Cuadra y Ernesto Cardenal que abrevan en la literatura del terror, sólo que su tenor es muy terrenal porque se contraponen a los miedos históricos [tal como ocurre en “Aura” de Carlos Fuentes] y el pecado estructural que es la opresión de las mayorías en todas sus variantes. “El fardo” de Rubén Darío resulta un cuento frontal, rabioso y desvestido de todo artificio estilístico que denuncia las horrorosas condiciones de vida de los pescadores nicaragüenses. Nada que ver con las escenas cosmopolitas evasivas, pues su lenguaje es descarnado y duro pese a provenir de un poeta: No hay metáfora eficaz para retratar la acción conjunta de la miseria y la muerte sobre los desheredados de la tierra. “Torturados” de Manolo Cuadra está ambientado en la época de la ocupación norteamericana que persiguió inútilmente a Sandino: El narrador omnisciente no da concesiones a la hora de relatar la índole invasiva de las torturas y el terrorismo de Estado dispensados por los marines Hays y Phillips, empero el prisionero estragado los hizo pedazos en su último suspiro con una bomba a su alcance. En este caso, el relato se asume como artefacto incendiario de contra-propaganda en pro de la liberación nacional. Ya lo había observado en sus memorias Rafael de Nogales Méndez, la persistencia bandolera y resistente de Sandino tendría más adelante sus continuadores conspicuos bajo la bandera del FSLN. “Eleuterio Leal” del poeta Pablo Antonio Cuadra, es un cuento breve e inmediato que vincula la lírica con la militancia insurgente: El rostro indígena se difumina en el aire para emboscar y ultimar inmisericorde a un par de marines ruines, Brown y Wiley, cuyas cabezas hediondas y ensangrentadas fueron dejadas en el cuartel [en las barbas del teniente Starson] para escarnio de las fuerzas de ocupación. En cambio, “El sueco” de Ernesto Cardenal apela al absurdo y el hiperrealismo impostado para aterrar y desmontar al punto los pasadizos perversos del Poder megalómano y sus aparatos ideológicos. El país se convierte en una gran prisión que pretende apagar el fuego rebelde, no importa si estás recluido en una colonia penitenciaria, si tienes la casa por cárcel o deambulas por la avenida así nomás, aletargado como cordero rumbo a la degollina. Si bien el narrador se presenta como protagonista, la escisión de la voz es tal que no sabemos si nos escribe el sueco, el Presidente de la república centroamericana, su doble o su inesperado curador-editor. La fluencia alienante y envilecedora del Poder impacta y sobrecoge a muchos por diversas vías, de allí su eficacia terrorista difícil de derrotar. Valencia de San Simeón el estilita, 19/9/2016.                  


Capricho del pintor español Francisco de Goya

ALGUNOS POEMAS DE ENRIQUETA ARVELO LARRIVA

ALGUNOS POEMAS DE ENRIQUETA ARVELO LARRIVA (Barinitas, 1886-Caracas, 1962) 

Toda la mañana ha hablado el viento

Toda la mañana ha hablado el viento
una lengua extraordinaria.

He ido en el viento.
Estremecí los árboles.
Hice pliegues en el río.
Alboroté la arena.
Entré por las más finas rendijas.
Y soné largamente en los alambres.

Antes -¿recuerdas?-
pasaba pálida por la orilla del viento. Y aplaudías.


Balada de lo que oí

No supe quién me lo dijo.
El acento, divino.

No supe quién me lo dijo.
No corrí tras los detalles
cuando oí lo infinito.

No supe quién me lo dijo.
Lo oí.
¡Dichoso el oído mío!

En ese instante se hizo en mí lo armonioso.
Lo que oí va eterno y limpio.

Y qué tremenda la gracia
de no saber quién me lo dijo.


El odio

No quiero mirar hacia ese sitio;
ahí está el odio.

Tiene los ojos curtidos
de mal fuego.

Lo esquivo.
No quiero saber siquiera
cómo hace sus incendios.
No quiero ver su factoría.
Le rehúyo abiertamente.

Y yo no soy su blanco.


El río

El río está tibio
como mi piel
y sabe bañarme el alma.

Juega conmigo a ahogar mi hondura,
nervudo de culebras de sol.

No se parece el río
a aquellos ojos quietos que no quise.
 

Enriqueta Arvelo Larriva es la cuarta de derecha a izquierda en la última fila

sábado, 25 de febrero de 2017

OTROS LADRILLOS DE ADOBE PARA ESTE MURO

OTROS LADRILLOS DE ADOBE PARA ESTE MURO.
 
0.- Celebramos el centenario "vivito y coleando" del maestro Juan Vicente Torrealba, referente fundamental de la música contemporánea venezolana. Este año, otra gran voz venezolana de nuestra poesía, Ana Enriqueta Terán, cumplirá en mayo 99 años. No le pelaremos el pedal a esta fiesta de la palabra, eso sí, entre sonetos y décimas andinas.
 
1.- Nos disgustó la intervención desafortunada del funcionario Carlos León en el programa "Dígalo Usted" transmitido por DAT TV , el día de ayer 24 de febrero de 2017. León quien coordina la materia de control sanitario en INSALUD, demostró su absoluto desconocimiento sobre la problemática del agua potable en Valencia, la de Venezuela. Fue evasivo, dejó preguntas por responder y evidenció su incompetencia en el cargo, además de la pobreza de su discurso oral. Nos acordamos del Doctor Pensamos, personaje burocrático interpretado por Joselo: "Pensamos hacerlo pero al final no lo vamos a hacer".
 
2.- Seguimos insistiendo tercamente en el silencio y la inercia sobrenaturales de los ministros de economía, tales como Ramón Lobo y Jesús Faría. Estos funcionarios se limitan a una vocería literal de la Presidencia de la República. Los ministros en cuestión no analizan ni sugieren políticas económicas tendientes a atacar la inflación, el tema cambiario, el desabastecimiento, la reducción del gasto público que esté de más, la reestructuración del Estado o la diversificación de nuestra débil economía. Nada qué ver hasta ahora con la personalidad polémica y tajante del ex-presidente del BCV, Leopoldo Díaz Bruzual [él dijo en los 80's que Venezuela no era un país rico porque pese al petróleo no producía ni distribuía riqueza equitativamente], así como tampoco con la voz clamante y necesaria en el desierto de Domingo Alberto Rangel. Claro está que voceros de la oposición como el economista José Guerra no aportan ni un ápice en solventar tan ingente coyuntura. Por el contrario, los opositores a ultranza apuestan por la agudización de la crisis para sacar provecho electoral. El pueblo de Venezuela espera por la disposición decidida de ambos ministros a resolver la problemática económica que nos embarga y afecta. De hacerlo así, la gente trabajadora les acompañará en la tarea trascendental de conducir al país por la senda del desarrollo auto-sostenido. ¡Adelante!
 
3.- ¿Qué esperamos para condenar el gobierno nepótico, corrompido, intolerante y negligente de Mauricio Macri en Argentina? Este presidente maula le acaba de perdonar 4400 millones de dólares a su papá para premiar la quiebra de Correos Argentinos.
 
4.- ¿Hasta cuándo el acoso escolar seguirá cobrando víctimas aquí y allá? Deploramos la muerte de Michelle Longa y su hijo en estado de gestación, luego de ser golpeada presuntamente por unas condiscípulas en uno de nuestros liceos, tal como lo denunció en un artículo publicado en el diario Ciudad VLC de hoy, 25 de febrero, el docente directivo de Fe y Alegría Fernando Seijas.
 
5.- Según denuncias publicadas por facebook, se solicita que el gobierno central visite y verifique el estado de abandono de la casa pulpería de Ezequiel Zamora en Villa de Cura. Proponemos un sancocho-conversatorio sobre Zamora como motivo literario y actor político, que despelleje las leyendas urbanas que lo escarnecen -del impresentable Ramos Allup ni me acuerdo- en la memoria frágil del venezolano promedio. [Espero verte por allá, queridísima poeta Ingrid Chicote].
 
6.- Antes que promocionar pésimas telenovelas y deprimentes talk shows en la televisión abierta y por cable, sugerimos producir una programación asertiva que destaque a las personalidades más importantes de Venezuela y América Latina. Por ejemplo, los jóvenes y centenarios antes citados Juan Vicente Torrealba y la poeta Ana Enriqueta Terán.


lunes, 30 de enero de 2017

BICENTENARIO DE EZEQUIEL ZAMORA (Cúa, Miranda, 1817-San Carlos, Cojedes, 1860). José Carlos De Nóbrega

BICENTENARIO DE EZEQUIEL ZAMORA (Cúa, Miranda, 1817-San Carlos, Cojedes, 1860)
José Carlos De Nóbrega

     Ezequiel Zamora es una de las figuras históricas más destacadas e interesantes de Venezuela. Fue un defensor consecuente de los agricultores, los artesanos, los esclavos y los manumisos explotados por los terratenientes. Promovió y participó en los alzamientos campesinos de 1846 y 1859 [el segundo trajo como consecuencia la Guerra Federal]. Dirigente político y militar de la Federación que luchó por la distribución justa de la tierra y la riqueza, la reconversión de la República en un régimen federal auténtico y la participación protagónica del pueblo como constructor de su destino soberano. Se puede decir que Zamora fue el antecedente brillante de Emiliano Zapata y Pancho Villa, quienes encabezarían la Revolución Mexicana a principios del siglo XX. Lamentablemente, fue asesinado a traición en San Carlos el 10 de enero de 1860, luego de derrotar al ejército conservador en la Batalla de Santa Inés, estando a punto de tomar el poder en Caracas para el pueblo venezolano excluido y sometido por la oligarquía.
     Para más información, se recomienda la lectura de las siguientes obras biográficas, históricas y literarias:

1.- Vida del valiente ciudadano general Ezequiel Zamora, por Laureano Villanueva [biografía].
2.- Tiempo de Ezequiel Zamora, por Federico Brito Figueroa [biografía].
3.- Historia de la Revolución Federal en Venezuela, por Lisandro Alvarado.
4.- Por aquí pasó Zamora, por José León Tapia [novela].
5.- Agosto y otros difuntos, por Alfredo Armas Alfonzo [cuentos].
6.- El Osario de Dios, por Alfredo Armas Alfonzo [cuentos].
7.- Lo que quedó de la tempestad, por César Rengifo [teatro].
8.- Un tal Ezequiel Zamora, por César Rengifo [teatro].

     Además, se les sugiere ver la película Zamora (2009) dirigida por Román Chalbaud y con libreto del escritor Luis Britto García.





sábado, 14 de enero de 2017

JOROPOS Completo!! Nuestra 2da producción completa para escuchar con let...





Este es el segundo trabajo musical de Víctor Morles, joven músico venezolano. Como podrán comprobarlo, disfrutarlo y bailarlo escobillao, Morles y su banda proponen una fusión del joropo mirandino con el jazz, la música afrocaribeña y clásica. Constituye un homenaje al joropo de Miranda, en especial a uno de sus grandes exponentes contemporáneos: el grupo Un, Dos Tres y Fuera. JCDN.

domingo, 8 de enero de 2017

VÍCTOR MORLES: TÚ DICES QUE SÍ [JOROPO TUYERO]

 
Víctor Morles es un joven pianista y músico venezolano que ha trabajado con la fusión de la música tradicional venezolana, el ska y el jazz. Entre sus producciones discográficas tenemos "Natural" y "Joropos". Disfruten de los siguientes videos: Tú dices que sí, La resbalosa y Yo tengo un turpial [Simón Díaz]. JCDN.
 
 

LA MUERTE DE LA REPÚBLICA PETROLERA

José Carlos De Nóbrega

¿Y quién más que la muerte nos podía cantar? / Tarareamos este mundo de petróleo / Perdido el rostro la identidad el nombre. J.M. Villarroel París.

     Es menester retirarle el respirador artificial a la República Petrolera, distanciándonos de cualquier ejercicio retórico que oculte el despropósito político y los intereses económicos malsanos. La cultura alienante del petróleo, el consumismo que aún entraña, los fallidos planes de desarrollo de la nación, la corrupción y el empoderamiento de las roscas político-empresariales nacionales y foráneas, son síntomas esenciales de la enfermedad terminal de larga data que nos carcome sin piedad. El obsceno tutelaje transnacional de la industria impuesto por el Gomecismo, la nacionalización chucuta de 1976 en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, el caso del petro-espionaje en los años ochenta, la Apertura Petrolera en el segundo gobierno de Caldera y el golpismo petrolero de 2002-2003, constituyen algunas situaciones puntuales que forman parte de nuestra Historia Socio-económica y Clínica. Carlos Mendoza Pottellá en su reciente libro “Vigencia del nacionalismo petrolero. Dos ensayos” (2015), propone que el nacionalismo petrolero no está reñido con una óptima gerencia de la industria ni con la contraloría social de sus operaciones. Por supuesto, nos urge que la población conozca de primera fuente el devenir de la actividad petrolera en Venezuela, sin la intromisión perjudicial del discurso mediático antinacional. Insistimos en la lectura comprensiva tanto de la ensayística del petróleo [con sus Uslar Pietri, Domingo Alberto Rangel, Héctor Malavé Mata, Sader Pérez, Orlando Araujo o Pérez Alfonzo], como de la literatura [Díaz Sánchez, Otero Silva, Cubagua de Enrique Bernardo Núñez o la poesía de Villarroel París] y el cine documental de Jesús Enrique Guédez.

     No se trata de deponer a la industria del petróleo como palanca importante de un desarrollo integral y sustentable de la República. No apostamos por un fundamentalismo ecologista ni por la reedición de una explotación intensiva propia del neocolonialismo. Parafraseando a Mendoza Pottellá, desmontar la mitología de la República Petrolera [el adelanto de la reversión y la apertura petroleras a partir de 1976] traería consigo no sólo reducir la carga fiscal que pesa sobre Pdvsa, desbaratar el control politiquero de la industria y realizar la reinversión en el sector, sino especialmente propiciar cambios sensibles en el modo de producción socioeconómica en todos los órdenes. Se ocasionaría un cataclismo en el Capitalismo de Estado y el parasitario de los empresarios maulas: El Estado se dedicaría a mejorar ostensiblemente los servicios públicos como la educación, la salud, la justicia, la electricidad, el agua y las comunicaciones; mientras que la actividad privada se desarrollaría eficazmente en un mercado relativamente sano que diste del proteccionismo, el excesivo intervencionismo gubernamental y el doble discurso de la competencia económica emitido por las transnacionales. Sembrar el petróleo en el contexto de los conflictos de intereses políticos y económicos, ha de apuntar a la diversificación de la economía en términos realistas que procuren abatir a los oligopolios de siempre.

     Dejar morir al rentismo petrolero, no será viable si no oficiamos una misa de difuntos al ejercicio político de oficio, de por sí despolitizado en la auténtica acepción de la palabra Política, además de su funcionarismo hipertrofiado e inútil que le chupa el lomo. Las comunidades organizadas representan la instancia superior de combate a los cogollos partidistas, las sociedades de cómplices invasivas y la cultura del petróleo denunciada por nuestra intelectualidad de raza. ¿Por qué no infiltrar una contracultura del petróleo [ajena al consumismo] en los aparatos ideológicos diseñados por el Estado burgués? ¿No le sale a la población boicotear decididamente este especulativo mercado negro en el que redujeron al país? Cuando la intermediación o gestoría política no deshace los entuertos, se enculilla con la reacción desesperada o concienzuda de la ciudadanía. De manera que no la empuja a vender la primogenitura por un plato de lentejas. Los piqueteros sacaron a De la Rúa de la presidencia de Argentina, sin que la policía ni el ejército los disuadieran. La rebelión y el cambio social no pueden limitarse a un par de manchas de tinta sobre el papel, ello en el egotismo unidimensional y fútil de la pluma. Como lo observa Manuel González Prada, la libertad de expresión sin la de acción sacrifica la solución definitiva de los problemas a expensas de lo accesorio.

     No perdamos el tiempo, puesto que es hora de preparar las pompas fúnebres del Rey Petróleo para aparejar un díscolo país distinto al desmadre de hoy.