domingo, 22 de octubre de 2017

LA ANTI-POESÍA DE NICANOR PARRA. José Carlos De Nóbrega


2.- La anti-poesía de Nicanor Parra. Nicanor Parra (1913) es una de las voces más significativas de la poesía chilena contemporánea junto a Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Gonzalo Rojas, Pablo de Rokha y Jorge Teillier. Entre sus poemarios, el lector cuenta con la frescura reivindicativa de “Poemas y antipoemas” (1954), “La cueca larga” (1958), “Versos de salón” (1962) y “Canciones rusas” (1967). La propuesta anti-poética de Parra bordea la oralidad mágica del habla popular, el humor negro y los juegos enternecedores con el lenguaje como si se tratase de la voz salvaje de niños, adolescentes o locos de pueblo. El Decir riguroso, divertido y tocable se desenvuelve sin miramientos tanto en el verso uniforme y rimado como en el libre. “Sinfonía de Cuna” consiste en un canto travieso que vincula la divinidad y la apostasía propias en la melosa rima consonante y elemental, tenor musical de esta parodia de Jacob bailando con el ángel: “Se enojó conmigo, / Me tiró un revés / Con su espada de oro, / Yo me le agaché. // Ángel más absurdo / No volveré a ver”. “Defensa de un árbol”, más que poema ecológico, supone un elogio lírico sencillo y sentido a la naturaleza, ello en el influjo de las silvas americanas de Andrés Bello y las odas de Neruda: “Él da la fruta deleitosa / Más que la leche, más que el nardo; / Luna de oro en el inverno, / Sombra de plata en el verano”. La Poesía del Decir, en este y otros casos, posee variadísimos registros musicales, temáticos y climáticos que se contraponen a los monólogos unidimensionales de ciertas iglesias y cogollos literarios. “Hay un día feliz” y “Es olvido” nos remiten a las crónicas comarcales y la literatura epistolar para configurar una “saudade” sinuosa, campestre y compacta como la carne de la manzana que implica la vuelta al origen, lo cual nos reconcilia con Rosalía de Castro, Miguel Hernández y Jorge Teillier. En cambio, “Desorden en el cielo”, apela al humor ambiguo y pueblerino para contravenir el mercado aséptico de ultratumba con que el episcopado importuna la vida gozosa de la humanidad: “Aquí no se necesita / Del brillo de tu esqueleto / Para amenizar el baile / De Dios y sus adeptos”.  ¿No les suenan estos versos a la Teología de la Liberación en América Latina con sus Gustavo Gutiérrez, Hélder Cámara, Monseñor Romero y Leonardo Boff? “Autorretrato” es un texto confesional que raya en lo hiperreal y lo satírico, de manera que embestirse a sí mismo implique desmontar el entorno inhóspito que nos engulle sin descanso. El erotismo descarnado se hace sentir en las canciones obscenas de marineros ebrios y disolutos, que amenizan tangos o cuecas misóginas y desencaminadas: “Mujer parecida al mar, / -Violada entre ola y ola- / Eres más ardiente aún / Que un cielo de nubes rojas”. El Epitafio se reconvierte en gag marxista [me refiero a Groucho] con el que se pretende cerrar un ejercicio autobiográfico desconsolador: “Fui lo que fui: una mezcla / De vinagre y de aceite de comer. / ¡Un embutido de ángel y bestia!”. “Advertencia al lector”, teniendo como anti-referencia literaria delirante a Aristófanes, es un llamado egotista, placentero y desencaminado a solazarse en los Poemas y antipoemas de Parra, no para cimentar el prestigio literario sino, por el contrario, para desconfiar de las grandes voces autorizadas de la creación y la crítica poéticas que boicotean el orgasmo lector [“O, mejor dicho, yo exalto mi punto de vista, / Me vanaglorio de mis limitaciones. / Pongo por las nubes mis creaciones”]. La anécdota familiar anotada en “El Túnel”, va preñada de lamentos sarcásticos, implosiones malcriadas y un extraño dejo paradójico de nostalgia desengañada que la juventud escurre en el albañal: “Él vive en una campana de vidrio que se llama Arte / que se llama Lujuria, que se llama Ciencia / tratando de establecer contacto con un mundo de relaciones / que sólo existen para él y para un pequeño grupo de amigos”. Las andanzas de esas tres tías insufribles y patéticas, restablecieron al joven de golpe y porrazo a una realidad inquietante y tragicómica por explorar: La Poesía camina en el mar de puntillas en un ademán milagroso y contingente.             

No hay comentarios:

Publicar un comentario